Crujirse los dedos es una de las manías más extendidas entre la población, ya sea por la “necesidad” de hacerlo para no sentir los dedos torpes o simplemente por el hábito. En torno a ello, han surgido cientos de opiniones acerca de si es algo bueno o malo a largo plazo, si afecta a los huesos o si provoca la prematura aparición de enfermedades como la artritis. Pero, ¿es realmente malo o no?