Nuestras manos, al igual que el rostro, hablan de nosotros mismos y podemos llegar a adivinar mucho sobre ella con solo mirarlas. En realidad, necesitan mucho más cuidado que el rostro, porque están mucho más expuestas, y más en estos momentos en que nos las lavamos constantemente, aplicando alcohol en gel y antisépticos que las resecan y maltratan.