Hawái

Paddle Surf, el deporte exportado de La Polinesia al mundo

Hawái, la tierra del mar. Fue y es el modo de comunicación de las Islas Polinesias, domar sus inquebrantables olas, las subidas y bajadas de las mareas y orientarse en un lejano horizonte de agua y sal ha sido siempre parte de los pueblos indígenas que forman este conjunto de islas del océano pacífico. A bordo de sus canoas, a remo, a vela, memorizando la posición de las estrellas, los tiempos de viaje y hasta los colores del mar y del cielo, los diferentes pueblos polinesios aprendieron a navegar kilómetros a la deriva en un hemisferio de mar a merced del viento y la corriente. Cuándo se empezó a montar en la tabla cuando el mar está crecido, y las olas rompen en la costa aún se desconoce. En la película Lilo & Stitch se cuentan las aventuras de unos de nuestros personajes favoritos de la factoría Disney y, por primera vez, una íntima historia sobre Hawái sin (casi) caer en la herotización y la romantización de “lo exótico”, como Jasmín, Pocahontas o Esmeralda, que reúnen todos y cada uno de los tópicos del Oriente Medio, del colonialismo nativo americano y del gitanismo desde esa mirada blanca predominante. Después de la “anexión”, léase colonialismo capitalista de Hawái por los Estados Unidos, se propaga rápidamente el cristianismo, la tierra se la apropian los inversores americanos y los nativos se volverán minoría en su propio país. Sus costumbres y su lengua estuvieron al borde de la desaparición pero hoy se vende como atractivo turístico, reduciendo a la isla a espectáculos de fuego, baile hula y surf. Así como una especie de paralelismo con España en Bienvenido Mr. Marshall, un país reducido al flamenco, la paella y la siesta. Por eso Lilo & Stitch se convirtió ipso facto en la película de nuestra … Seguir leyendo