A lo largo de toda España se disfruta de una gran cantidad de manjares, no es raro ver a un español sacando pecho sobre lo rica que esta su comida, más aún si es de su región, no ha estallado una guerra civil entre las comunidades por este motivo de milagro. Cada uno tira de su tierra para destacar la grandiosidad y la elaboración de sus platos, porque otra cosa no, pero vaya donde se vaya en este país se disfruta de una buena comilona. Una variedad envidiable dependiendo de la zona de cada uno, en el norte Galicia con su marisco o sus carnes o Valencia con sus arroces son unos de los ejemplos más sencillos de una larga lista.
La comida cántabra
Seguramente sea la menos conocida del norte de España, pero esto no significa ni mucho menos que esta comunidad no tenga unos platos de comida exquisitos y sorprenda con distintos manjares en una visita a su región. Se basa sobre todo en productos de la zona y de gran calidad, siempre han tenido un buen marisco y pescado gracias a la costa cantábrica, junto a comida clásica y tradicional de esta tierra, que ha ido pasando de generación en generación. Su gran variedad le permite adaptarse a los gustos de cada público, cuentan con varios entrantes típicos que no pueden faltar en un aperitivo y sus platos más representativos el cocido y el los ya mencionado del mar.
Si lo que os gusta es comer de raciones y compartir entre varias personas, Cantabria tiene unas tapas que no te pueden faltar, todas te muestran el mejor sabor del mar. Las rabas, son principalmente calamares rebozados, pero tienen muchas vertientes se encuentran de sepia o de pulpo, es la perfecta combinación para una copa de vino. Las anchoas del cantábrico son un auténtico manjar y están por encima del resto, ya solo por su proceso de elaboración que dura casi un año aparte de un producto de primera calidad. Las almejas a la marinera, acompañados de un sofrito de cebolla es un plato saludable y proteico, tiene una elaboración sencilla pero te quedarás con ganas de más, una vez lo hayas probado. Por último una tabla de quesos
El cocido es uno de sus platos más emblemáticos, es curioso porque no es al igual que en Madrid, el clásico cocido madrileño, en esta comunidad, cuentan con dos tipos el montañés y el lebaniego. Cada uno es de una zona distinta de la comunidad, la diferencia principal entre ambos es que en el primero se usan alubias y en el segundo garbanzos, más típico pero no por ello mejor. Los complementos empleados son la mayoría similares, los dos saben cuales son los mejores productos para acompañar y darle el mejor sabor, se centran principalmente en embutidos y carnes, chorizos, morcillas, tocinos o costilla adobada. Por lo que llena, se debería considerar plato único en única comida, pero hay valientes que se atreven a pedir algo más o incluso a repetir de este mangar que puede ser de todo menos ligero.
Si después de los aperitivos y del plato de cocido, te has quedado con hambre, deberías probar algún pescado o una carne, la elección depende de gustos, pero ambos son de primera calidad. La variedad en la primera opción se centra en el clásico bonito del norte que siempre garantiza resultados, sino tienen lubina, dorada, rodaballo o merluza, para los más carnivoros que tiren por cualquier corte de ternera.
En el apartado de dulces van más que sobrados, destacan dos sobre el resto, los sobaos pasiegos y la quesada, auténticos manjares para las personas que les tira más el dulce en contraposición del salado, se elaboran principalmente con mantequilla, huevos y harina. Las corbatas de Unquera son otro de los alimentos más deseados por los golosos, hay variantes dependiendo de la zona, pero las más conocidas son un pastel de hojaldre con una longitud más o menos de 15 centímetros, elaboradas con mantequilla, azúcar, huevos, harina de trigo y por encima una capa de glaseado con almendras troceadas.
