Miramos con admiración y deseo los rostros asiáticos, de tez pálida y aterciopelada, sin rastro de envejecimiento prematuro. Sus rituales de belleza han sido exportados a través de grandes marcas de cosmética que han implantado en occidente su disciplina y filosofía de belleza, ¿su secreto? la limpieza del rostro.
Desde Japón el ritual saho introdujo la técnica de la doble limpieza cada mañana y cada noche. Primero, desmaquillar la piel con un limpiador en leche, aceite o crema y después aclarar con agua y jabón. Con una toalla caliente se dilatan los poros para permitir una limpieza más profunda, lo llaman oshibori, para después aplicar un tónico que prepara la piel para la hidratación, la crema hidratante se calienta con las manos y se realiza un masaje desde la nariz hasta las sienes y desde el cuello hasta la frente.
Pero además de la sagrada limpieza, el ritual de maquillaje es uno de los secretos que está detrás de esa piel fina y suave. En el país nipón triunfa el look natural: aplican la base de maquillaje en crema, imprescindible el blush, sombra de ojos muy clara y barra de labios ligera tipo glossy. Y para sellar el maquillaje, uno de los secretos de maquillaje mejor guardado por las japonesas desde hace 2.000 años: los polvos de arroz.
Para qué sirven los polvos de arroz
Además de ser fijadores del maquillaje, absorben el exceso de grasa y sudoración para lograr esa textura aterciopelada mate que tanto anhelamos las pieles grasas y mixtas. A pesar de reducir el exceso de sebo, mantiene la humedad de la piel y el almidón de arroz posee propiedades antiinflamatorias y antioxidantes perfectas para combatir el acné y protegerla de factores externos.
PALLADIO
Polvos extra finos matificantes en tres tonos: natural, translúcido y beige.
Bourjois
De cobertura ligera cubre imperfecciones, ilumina dejando una piel jugosa y joven.
Diego Dalla Palma
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Mi madre sabía que me dedicaría a escribir porque desde pequeña lo hacía hasta en los armarios. De moral firme. Elegí periodismo porque quería saber de todo, ejerzo como camarera y aprendo de todos. Culo inquieto, esponja y campurriana, como las galletas. Me hicieron bajita para amar los tacones. Fiel defensora de la moda con conciencia medioambiental.