Vestir uniforme es una práctica muy habitual en muchos sectores laborales. Incluso donde no es estila esta costumbre, también se suele establecer un cierto código de vestuario. El uniforme genera sentimientos encontrados en quien lo viste, pero también sensaciones variadas en las personas que lo ven desde fuera.
Puede producir admiración o sentimiento de orgullo, cuando se trata de un servidor público, véase las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, y a su vez sensación de pertenencia a un determinado colectivo.
El uso de camisetas personalizables de trabajo tiene dos motivos de peso: el práctico y el simbólico. Para los médicos, los policías o los trabajadores de la hostelería, por poner profesiones que están muy distanciadas, este modo de vestir en su empleo responde a cuestiones prácticas de higiene.
Pero a su vez, los uniformes poseen en sí mismos ese simbolismo que permite descodificar al instante su valor, quien lo viste representa un rol dentro de la sociedad, pertenece a un grupo, en este caso, a una determinada empresa.
¿Uniforme o dress code?
Al final, todos los trabajadores y emprendedores visten un mismo estilo de ropa. Llamar a eso uniforme supone avanzar en la escala de homogeneidad. Hasta las empresas tecnológicas más importantes del mundo, que presumen de ofrecer ambientes distendidos de trabajo, espacios diáfanos y flexibilidad horaria total, utilizan unos códigos con la ropa.
De este modo, la apuesta por looks más casual es una forma de expresión de sus valores y la fórmula que tienen de expresarse hacia los demás. En realidad hace las veces de uniforme y transmite una identidad corporativa.
Avanzando más en esa escala de homogeneidad en el vestuario se llega ya a los uniformes. Un aspecto poco destacado del uso de estas prendas es que forma parte del marketing de la empresa. Así, el acierto en el diseño del logotipo, la tipografía y los colores elegidos, entre otros detalles, deben ir de la mano de la imagen de empresa.
¿Cómo es un buen uniforme? ¿Qué se busca con la ropa personalizable de trabajo?
La principal característica de la ropa laboral, cuando se trata de uniformes, es que sea práctica. Son prendas que están creadas de forma específica para vestir a profesionales, sea cual sea su tarea, por lo que debe responder a las necesidades concretas del puesto de trabajo.
Por un lado, ha de adaptarse a las condiciones meteorológicas que implique la ocupación, y por otra parte, ha de estar equipada con bolsillos y complementos suficientes para facilitar el día a día en el trabajo.
La comodidad es otro elemento a considerar, sobre todo si se tiene en cuenta que son prendas que se visten durante largas jornadas. Finalmente, no hay que dejar de lado la seguridad, especialmente en aquellos empleos donde existen riesgos de accidente. Un cocinero, por ejemplo, tendrá que prevenirse ante posibles incendios en la cocina.
Las ventajas de usar este tipo de vestuario agrupan tanto a los trabajadores como a las empresas. En el caso de los primeros, ganan tiempo porque no tienen que pensar qué ropa usar cada mañana. Para las empresas, la homogeneidad en el vestuario, ya sea con uniformes o con dress code, les permite impulsar su imagen y quedar más en la retentiva de los clientes.
A su vez, está ampliamente demostrado que las plantillas mejor uniformadas sienten un nexo mayor por la empresa para la que trabajan, y esto se traduce en mayor productividad.
Uniformes de trabajo, una constante entre los diseñadores de moda
La primera incursión del mundo de la moda en los uniformes de trabajo, o al menos una de las primeras, fue la de Hugo Boss, que fue el sastre que diseñó, y posteriormente fabricó los uniformes militares de la Alemania nazi durante el Tercer Reich, en el periodo previo a la Segunda Guerra Mundial.
Para buscar un caso menos belicoso, el ejemplo de Iberia es otro gran paradigma, pues desde 1946, importantes figuras de la moda en España: Pedro Rodríguez, Pertegaz, Elio Bernhanyer o Teresa Helbig, han sido las responsables de vestir a la tripulación de los vuelos.
Los uniformes son una fórmula más para consolidar la imagen de una empresa en el mercado, diferenciarse frente a la competencia y crear comunidad dentro de sus propios empleados.