A menudo nos preguntamos cómo es posible que muchas mujeres caigan en las mismas paradojas sentimentales una y otra vez, pese a cambiar de pareja o poner límites en su relación
Es realmente frustrante cuando vemos a una amiga o incluso a nosotras mismas caer en las mentiras que tan cuidadosamente plantean individuos, que en un primer momento daban la imagen opuesta. Muchos factores se atribuyen a esta situación como traumas de la infancia, ambiente socioeconómico o simplemente gustos personales. Lo curioso es que dentro de la sociedad, independientemente de los orígenes siempre se repiten estos patrones, lo que deja entrever que el origen del problema quizá no es tanto la parte afectada como la que genera el daño. No obstante, a la hora de socializar tendemos a fijar nuestra atención en los detalles erróneos que nos dan cierta sensación de seguridad pero que son perecederos en el tiempo. Es cuestión de hacer introspección sobre lo que no nos ha funcionado en el pasado y de esta manera evitarlo en el futuro. No se trata de que haya algo malo en ti, sino que buscas perfiles equivocados y no es cuestión de forzarte a que te guste otra cosa sino ser más prudente a la hora de decidir con quien te relacionas. Ejemplo de ello es Sienna Miller, la it girl de los 2000, que sin querer se convirtió en un referente en cuanto a relaciones que no están a tu altura y cómo salir del círculo vicioso. Después de la infidelidad por parte de Jude Law tuvo varias relaciones que fracasaron hasta que a sus 39 años conoció al que es actualmente su pareja, con quien ha tenido a su segunda hija.
¿Por qué con el bueno no y con el malo sí?
Seguro que en alguna ocasión has empezado a hablar con un chico tan bueno que podrías formar una familia y echar raíces sin ningún problema, pero que por algún casual no te despierta ese sentimiento de enamoramiento. Comúnmente asociamos el carácter dócil con un estímulo bajo de atracción porque como sociedad se nos ha inculcado que un temperamento colérico, característico por su exaltación, inseguridad y control, es altamente excitante. Sin olvidar la educación cinematográfica que hemos recibido con grandes ejemplos como Christian Grey que asegura estar cambiando por la chica que quiere, mientras que lo único que está haciendo es ser el eje central de la órbita de ella o Carrie Bradshaw que defendía su discurso liberador y elocuente mientras estuvo diez años persiguiendo a un hombre que nunca la amó. Cuentos llenos de príncipes azules que van en busca de su princesa o los chicos dulces que son siempre mejores amigos de las protagonistas y rara vez lo conciben como algo más, forman parte de nuestro imaginario colectivo. Empezamos a ver mayor representación en el cine, pero la huella que dejamos atrás es difícil de borrar porque muchas de las relaciones a nuestro alrededor están construidas bajo esos principios.
¿Cómo romper el patrón?
No existe una pauta establecida para no caer nuevamente en estas situaciones, pero la experiencia avala que el autoconocimiento y la introspección en búsqueda del por qué nos llama la atención dichos patrones de conducta es clave. Además, identificar el círculo de recompensa emocional en el que entramos en un bucle en busca de ese pico de dopamina, que comúnmente se asocia con la pasión. El apoyo por parte de nuestro círculo es crucial, no solo es cuestión de identificar el problema en nuestras amigas, hay que intentar ayudar sin ser invasivas al igual que ser ayudadas. A veces, el patrón se rompe no con un giro drástico, sino con una decisión pequeña, decir “no” cuando antes hubiéramos dicho “sí”, darnos tiempo, aprender a reconocer las señales tempranas y no romantizar el caos disfrazado de intensidad. Quizás el reto más grande no sea encontrar a alguien diferente, sino permitirnos vivir una experiencia distinta. Esto implica dejar de buscar validación a través del conflicto, dejar de creer que el amor verdadero necesariamente duele o consume. Amar desde la tranquilidad, la reciprocidad y la empatía puede parecer menos emocionante al principio, pero ofrece una estabilidad emocional que no solo nutre la relación, sino también nuestra propia autoestima.
El valor de la espera consciente
En un mundo que nos empuja a encontrar rápidamente a alguien y que el modelo de emparejamiento se ha vuelto tan fácil como un like o desplazar a la derecha, elegir esperar se convierte en toda una proeza. Esperar no al indicado, sino al momento en el que sepamos que estamos preparadas para dar el paso de una forma recíproca. No se trata de encerrarse en el cinismo ni en el miedo, sino de cultivar una relación con nosotras mismas lo suficientemente sólida como para que el amor que llegue no venga a llenar huecos, sino a sumar. Aprender a estar bien solas también es aprender a identificar desde la calma lo que realmente queremos, sin el ruido de las expectativas sociales o el miedo a la soledad. Es permitirnos mirar más allá del flechazo instantáneo o la emoción efervescente para valorar otros lenguajes del amor: la constancia, el cuidado, la admiración mutua. A veces nos preguntamos si es posible sentir mariposas por alguien que nos trata bien desde el principio, sin juegos, sin huidas. La respuesta es sí, pero primero hay que reaprender qué significa el deseo cuando no viene cargado de ansiedad o incertidumbre. Porque el amor sano no tiene por qué ser aburrido, y empezar a creer en eso tal vez sea el primer paso.
Hola! Soy Blanca, una periodista en ciernes con un gran interés acerca de la moda, el cine y el mundo del arte en términos generales. Me gradúo este año y pongo fin a lo que han sido cuatro años llenos de experiencias de lo más gratificantes. Comencé mis estudios en Murcia, mi ciudad natal, para posteriormente cursar un año con la movilidad SICUE en la Universidad Pompeu Fabra (Barcelona) y otro en la Universidad Rey Juan Carlos (Madrid). Finalmente, en mi último año decidí poner punto final a este camino yéndome de Erasmus a Milán, la ciudad de la moda. Todas y cada una de estas experiencias han sido clave en el desarrollo de mi personalidad, puliendo mi pensamiento crítico y enfoque a través de dichas vivencias. En este espacio pretendo plasmar temas de mi interés, que seguro formarán parte del interés colectivo y, con suerte, del agrado de mis lectores. ¡Un saludo y gracias por el interés!