Las tiendas de segunda mano comenzaron como una necesidad. Una necesidad del que vendía y del que compraba a precios reducidos, sin embargo, en los últimos años, comprar en tiendas de segunda mano está de moda. Está de moda porque es sostenible, es una forma de reducir nuestro consumo y por lo tanto ayudar a la conservación del medio ambiente. Y está de moda porque es una forma de darle una segunda vida a productos que son auténticas piezas artesanales con un diseño increíble detrás de ellas. Como este bolso Hermès segunda mano. No te pierdas el origen y evolución de estas tiendas. En Modalia.es te lo contamos todo.
¿Cómo surgieron las tiendas de segunda mano?
No fue hasta los años noventa cuando las tiendas de segunda mano aparecieron en España, mientras que en países como Estados Unidos o Inglaterra, estos establecimientos llevaban asentados desde principios de los años ochenta.
Por aquel entonces, aquellas personas que compraban productos de moda en tiendas de segunda mano eran consideradas con un nivel económico por debajo de la media, pues no podían permitirse, o eso pensaba mucha gente, aquellos artículos recién confeccionados que acababan de salir de fábrica e iban directos a tiendas, boutiques y grandes almacenes.
El auge de las tiendas de segunda mano
La Gran Recesión de 2008
Fue en la crisis financiera de 2008, una de las más grandes desde la década de 1930, cuando se produjo el primer gran auge de las tiendas de segunda mano. Cientos de familias que se habían quedado en situación de desempleo y carecían de ahorros, recurrieron a estos bazares con la esperanza de obtener algún ingreso económico más tras vender sus pertenencias o, por el contrario, poder vestirse e incluso amueblar sus casas gracias a la ayuda de otros.
Once años después, en 2019, Anna Wintour, antigua editora jefe de la revista Vogue en Estados Unidos y considerada una de las personas más influyentes y poderosas en el mundo de la moda, dio un toque de atención a todos los amantes de esta industria a través de una entrevista concedida a la Agencia de Noticias Reuters.
En ella, Anna Wintour animaba a todos los consumidores de moda a que redujeran la cantidad de prendas o artículos que adquirían, que disfrutaran de aquellas que habían comprado durante un buen tiempo, las cuidaran y, cuando se cansasen de ellas o dejaran de gustarles, en lugar de tirarlas, las pasaran de generación en generación, a sus hijos y, por qué no, incluso a sus nietos. Este toque de atención sirvió para que muchos se interesaran por la moda sostenible, evitando así la contaminación provocada por la industria de la moda, pues según la Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo, es la segunda industria más contaminante del mundo.
El impacto económico de la Covid-19 y las tiendas de segunda mano online
De esta pandemia mundial hemos salido reforzados y hemos aprendido miles de cosas. Una de ellas es la de saber reutilizar o dar segundas oportunidades a aquellas prendas que ya no nos gustaban y las teníamos en el interior del armario cogiendo polvo y ocupando sitio.
Esta situación de crisis ha conseguido que aplicaciones de compra-venta como Vinted, Depop, Wallapop o Vestiaire Collective, esta última exclusiva para productos de alta gama, aumenten su número de usuarios durante la pandemia hasta un 24% en el año 2020.
El consejero delegado de Vinted, aseguró que durante la primera ola del confinamiento, fueron muchas las personas que decidieron reordenar sus armarios y vestidores para producir ingresos extras, aumentando así el número de productos en la web hasta un 17%.
El afán por las prendas vintage
Sin embargo, la situación de crisis no ha sido lo único que ha provocado un aumento generacional en el desarrollo de tiendas y aplicaciones de segunda mano. El deseo de muchos por adquirir prendas del pasado, catalogadas como hipster o vintage y que les haga diferenciarse de aquellos que consumen una producción de moda rápida, también ha contribuido al gran auge de estas tiendas.
Periodista apasionada por el mundo de la moda y la belleza. París siempre será un buen lugar en el que perderse.
“Pies, ¿para qué los quiero si tengo alas para volar?” Frida Kahlo.