Una siestecita reparadora para recuperar energías en un día agotador es algo muy bienvenido pero hay veces en las que terminamos levantándonos de la siesta mucho peor de lo que estábamos antes y nos preguntamos el por qué. Hay una mala costumbre con respecto a las siestas, y es que hay que considerar que no son lo mismo que dormir por las noches. Aquí te mostramos unos consejos para conseguir una buena siesta.
1. Las siestas ideales son cortas. No es raro el querer echar una cabezadita, y acabar despertando horas más tarde, desorientados y sin saber ni cuánto tiempo hemos dormido. La siesta ideal para que nuestro cuerpo y nuestra mente descansa se encuentra en el intervalo de 20 y 30 minutos. Si alargamos este tiempo, cuando nos despertemos estaremos interrumpiendo la fase REM, por lo que nos levantaremos mareados y más cansados.
2. Intenta dejar la mente en blanco. De nada sirve una breve siesta si tu cabeza no para de dar vueltas. Lo ideal es mentalizarte de que vas a descansar, por lo que si tienes tareas pendientes o algún tipo de cosa de la que temas olvidarte, apúntala en un papel y déjalo anotado. La siesta también sirve para hacer descansar al cerebro, y liberarlo de las preocupaciones es una de las cosas necesarias para conseguir un sueño rápido.
3. Adecua el espacio como si fueses a dormir. Debes preparar la estancia para echar una siesta de la misma forma que si fueses a irte a la cama. Deja la habitación o la estancia a oscuras para que la luz no te impida conciliar el sueño (o usa antifaz para dormir si esto no es posible), ya que de esta forma la siesta será más beneficiosa. También es importante que la habitación esté en silencio, o con algún ruido blanco (el sonido de un reloj, un ventilador, etc).
4. Mide bien la hora de la siesta. Y con esto no nos referimos sólo a la duración, sino también al cuándo. No te eches la siesta a una hora muy próxima a tu hora de dormir, puesto que te impedirá poder conciliar el sueño y desajustará tu reloj interno.
Fotografías: cuidavida, summamagna
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