Es una realidad indiscutible, que el estilo de vida de las personas que practican Yoga es mucho más calmado y equilibrado. No se puede poner en duda los grandes beneficios y aportaciones para la salud física y mental que aporta el yoga, una práctica que nace en Oriente y tarda cientos de años en ser conocida en Europa.
Se trata de una tradicional disciplina física y mental que se originó en la India, centrada en las prácticas de meditación propias del hinduismo, el budismo y el jainismo.
No fue hasta los años 60, cuando esta práctica aterrizó en Occidente. Aquí, fue Maharishi Mahest, un gurú religioso de la India el encargado de popularizar esta práctica, centrándose principalmente en la meditación.
Por otro lado, Swami Sivananda fue ganándose la fama de gurú con su sistema yóguico basado en cinco principios: la Savasana (relajación), la Pranayama (respiración), las asanas (ejercicios), la Dhyana (pensamientos positivos) y, por supuesto, la meditación.
Actualmente, las técnicas han evolucionado, pero los movimientos e ideales originales se han mantenido. Para los occidentales, es un gran remedio para disminuir el estrés y la ansiedad que causa el ritmo de la vida moderna y acelerada.
Una de sus cualidades más interesantes y necesarias, es la capacidad del yoga para actuar en el plano mental y espiritual. Es indiscutible, que cuando el equilibrio se apodera de todos los aspectos de la vida diaria, se consigue un vivir y tener una estancia mucho más sencilla y placentera.
Por ejemplo, es muy beneficioso para la salud, ya que, según lo dictado por la Organización Mundial de la Salud, ésta consiste es complementar la condición física con un equilibrio mental y emocional. De esta forma, queda patente que la salud no se trata de no poseer enfermedad alguna, sino más bien de conseguir una combinación entre mente y cuerpo para una vida más dinámica y completa.
Aquí es donde esencialmente se manifiestan los beneficios del yoga, los cuales se consiguen mediante la realización de técnicas de respiración y meditación.
Además, en el plano físico, el yoga contribuye activamente a la pérdida de peso y a mantener un control de peso adecuado, ya que las personas que practican yoga tienden a volverse más sensibles acerca de la clase de alimentos que consumen, construyendo una dieta adecuada y saludable.
En concreto, los conocidos como “Saludos al sol” y la respiración abdominal, son dos técnicas del yoga que contribuyen en la pérdida de peso. Del mismo modo, ayuda a eliminar la tensión acumulada a diario, tanto en el plano físico como en el mental. Las posturas propias del yoga son técnicas eficaces para tratar las contracturas en el cuello, la espalda y las articulaciones.
Con la práctica continuada, se consigue mejorar la postura para evitar problemas de espalda, estirando, tonificando y fortaleciendo los músculos del cuerpo.
En el plano mental e interior, el yoga consigue avivar la paz que se encuentra en el interior de nuestro cuerpo, calmando las preocupaciones y las ansiedades que provocan los pensamientos propios de la vida diaria. Tras una serie de posturas corporales, la mente está más calmada y preparada para la meditación.
Consigue parar los pensamientos que se mueven entre el pasado y el futuro, haciendo que la mente permanezca en el único momento que existe: el presente. Esto aporta un mayor estado de alerta y concentración.
Por último, uno de sus beneficios más visibles e interesantes, es la mejora que aporta el yoga en la relación con el entorno social. Esto se debe, principalmente, a la consecución de una mente relajada y feliz, lo que capacita a la persona a afrontar de manera sensible y sensitiva las relaciones diarias. De igual modo, esta positividad y energía puede ser transmitida a las personas cercanas.
