El roce no hace el cariño, hace rozaduras y ¡más en nuestros pies, que nos llevan a todos lados! Te vamos a contar trucos geniales para que tu calzado no te haga sufrir.
La gran mayoría de estas molestias se producen cuando nos compramos un calzado nuevo, como tacones, sandalias, botas o zapatillas, o incluso el cambio de un zapato cerrado que solemos llevar en invierno, al calzado abierto de verano, ¡y encima ya nos habíamos acostumbrado a ellos la temporada anterior!
¡No vuelvas a sufrir ni a temer otra compra de zapatos! Y deja atrás las tiritas que no hacen nada, ¡sino molestar más!
Siempre, y aunque parezca obvio, debes asegurarte que es tu talla correcta, hay que tener en cuenta que los pies en invierno encogen y en verano suelen dilatarse por el calor, esta información es buena para saber si necesitaremos un número más o menos.
Los zapatos son nuestros aliados, ¡no nuestros enemigos! Con crema hidratante de manos o corporal puedes reblandecer la parte del calzado donde te molesta, de forma que una vez que la crema quede humedecida en esa parte donde nos daña, se adaptará a tus pies y no te molestará. Incluso puedes aplicarte crema o vaselina en tus propios pies para asegurarte de que no te lastime.
¿Tacones y noche de desenfreno? Esa fiesta en la que bailas como si no hubiera un mañana pero te aterroriza subirte a tus zapatos de tacón… ¡tranquila! La solución es laca en la planta del pie, de esa forma evitarás que el pie se resbale y te haga esas pequeñas rozaduras en los dedos y ¡no temas ponerte tus cuñas favoritas!
Las medias plantillas son un complemento que puede ser tu salvación, ¡e incluso una servilleta como último recurso! Como hemos mencionado antes, el pie encoge y se ensancha, por eso si vuelves a ponerte tus zapatillas favoritas después de pasar el invierno y sientes que te quedan grandes, una plantilla o una servilleta en la planta ¡y se acabó el problema!
Mete los zapatos en el congelador. Sí, en el congelador junto con tus helados, con este truco podrás ensanchar esos zapatos que te quedan ajustados. Se trata de coger una bolsa hermética y llenarla de agua, la colocas en la parte que quieres ensanchar, como la puntera o el talón o incluso el zapato en sí. Y por último metes en el congelador el calzado, cuando pasen unas 8 horas ¡los tendrás ensanchados!
Por último, siempre puedes adquirir espráis especiales o tiritas que se adaptan a tu pie y aguantan varios días sin caerse.
Como ves, ¡la comodidad está al alcance de todos!
Fotos fuente: statstaffpro.com, ohmarikilla.es; pinterest: etsy.com, genial.guru, 101zapatos.com, belleza.uncomo.com
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