Hablar sobre los cuerpos: Nutricionistas contra los estándares de belleza y la Cultura de la Dieta

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Existe una regla no escrita entre la sabiduría popular que cuenta que si lo que vas a decir, no puede cambairse en 5 segundos, mejor no lo digas. Una regla que poco tiene que ver con los cinco segundos que pueden pasar para comerte un trozo de comida que se te ha caído al suelo, o con Mel Robbins y su libro The 5 second Rule, una técnica que te ayuda a superar tu miedo a tomar decisiones para alcanzar el éxito. Más bien tiene que ver con el trato hacia los demás y nuestra impulsividad por comentar los aspectos físicos de los demás: peso, acné, pelo… todo es “mejorable” para el ojo crítico de la sociedad que se evalúa y autoevalúa constantemente para mostrar la mejor imagen al mundo. Individuos que se someten a un examen previo antes de subir una foto o un vídeo cuya nota social se mide en likes.

Por ejemplo, tener un moco, algo entre los dientes o la cremallera del pantalón bajada se puede cambiar en cinco segundos, el resto… pues no. Vivimos en la cultura de la dieta, nos han inculcado que tener un peso más bien bajo es sinónimo de salud, esa que nos dicen que en Navidad nos pegamos el atracón para empezar a adelgazar el 7 de enero y la ‘Operación bikini’ para estar divina en verano. Si crees que no formas parte de este complot de la publicidad, la cultura y la industria, seguro que habrás caído alguna vez en comprar algún producto con la etiqueta light, sin azúcar añadido o te has restringido al no comerte algo que te apetecía, así, de forma subliminal la cultura de la dieta se ha introducido en nuestras vidas y se ha colado hasta en las conversaciones familiares con tu abuela obligándote a comerte el guisao porque te estás ‘quedando en los huesos’ o la vecina le ha dicho a tu madre que deje de darte marranerías porque te estás poniendo ‘fondón’.

Hablemos de diversidad corporal. Fuente: @nutritionisthenewblack.

Como explica la nutricionista y divulgadora Victoria Lozada, a las que comen y no engordan las envidiamos y llamamos ‘privilegiadas’, a las otras ‘descuidadas e insanas’. Este conjunto de creencias ha echado raíces en el imaginario colectivo, nadie se puede imaginar que “la OMS define el peso ideal con un índice de masa corporal que puede variar entre 18,5 y 24,9″, unos valores que no se encuentran en lo que según el imaginario colectivo asociamos con «delgadez».

Las personas con Trastorno de la Conducta Alimentaria han aumentado un 20% durante la pandemia según la Fundación Fita y el movimiento Realfooder, lejos del inofensivo trasfondo de ‘conocer lo que se come’ ha llevado a sus seguidores a la obsesión por el control absoluto de los componentes de los alimentos. Controlar lo que se dice es mucho más sencillo que controlar las calorías. Hablar sobre cuerpos puede hacer daño, puede desencadenar una pequeña inseguridad, después un complejo, más tarde una conducta restrictiva y finalmente un TCA.

Creencias de la CD. Fuente: @nutritionisthenewblack.

«La industria de adelgazamiento es el único negocio rentable del mundo con una tasa de fracaso de más del 98%», explica un informe de la NEDA. El fracaso tiene nombre y apellido, es el conocido efecto rebote o weight cycling: la recuperación del peso perdido después de una dieta que nos hace bajar rápidamente de peso. En la cultura de la dieta nuestra vida se reduce a dietas de cajón, autodietas, restricciones calóricas y eliminación de macronutrientes necesarios (proteínas, carbohidratos y sí, grasas) y vuelta a empezar.

Secuencia Los Simpsons. Fuente: Mariana.✨

La frustración, la insatisfacción personal, el tiempo que dedicamos las mujeres a hacer dieta y las odiosas comparaciones son unos de los motivos por los que las redes sociales se han convertido en peligrosos potenciadores de los Trastorno de la Conducta Alimentaria. Aunque se tenga la falsa creencia de que la sociedad está comenzando a concienciarse sobre estos problemas y a visibilizar ciertas conductas negativas para la mente y la salud, todavía queda mucho camino. Según un informe de 2019, los contenidos en redes sociales que fomentan la anorexia o bulimia habían aumentado un 470% desde 2014, y el 60% de las personas con TCA buscan en las redes sociales contenidos que pueden poner en riesgo su salud.

Según los datos del informe de la NEDA, “¿seguirías un tratamiento que solo funciona en el 5% de las personas?”, dice la trabajadora social e investigadora de la Universidad de Valencia Nina Navajas, autora del artículo Deberías adelgazar, te lo digo porque te quiero para El País.

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