La cadena china fastfashion se ha vuelto a ver envuelta en otra polémica en torno al uso de sustancias químicas no permitidas en el mercado europeo ni en Estados Unidos. La organización medioambiental Greenpeace Alemania ha publicado un informe junto al laboratorio independiente Bremen Environmental Institute en el que han analizado diferentes prendas escogidas de forma aleatoria del catálogo online y de la pop up store que la compañía ha abierto en la ciudad alemana de Múnich.
La industria responsable del 10% de las emisiones de efecto invernadero mundiales y del 20% de la contaminación de las aguas, pero además de esto, según los datos de la organización, de los 47 productos analizados, siete de ellos contenían sustancias químicas peligrosas que superan los límites reglamentarios de la Unión Europea. 15 prendas tenían suficientes compuestos químicos en un nivel «preocupante» y además, en todas las piezas excepto en dos, pudieron hallar algún químico peligroso, aunque en concentraciones bajas.
El fabricante Chino no solo pone en peligro a la salud de los consumidores, también a la de los trabajadores y proveedores que trabajen para el gigante textil asiático. Las prendas infantiles contienen niveles altos en formaldehídos, una sustancia química inflamable que se suele usar como fungicida, germicida y desinfectante industrial y como conservante en los depósitos de cadáveres y laboratorios médicos. La exposición a este compuesto produce irritación local de mucosas oculares, nasales y del tracto respiratorio superior, y crónicamente se ha asociado con mayor riesgo de desarrollar cáncer.
“Te puedo hablar de níquel en unas botas de tacón, de formaldehído en el tutú de un vestido para menores o de níquel en una cazadora o de cromo en otros productos…Sustancias que persisten en el medio ambiente, es decir no se descomponen, que se bioacumulan o que están presentes cerca de niveles no seguros”, reza el informe.
Después del trabajo realizado por la organización alemana, Shein se ha limitado a echarle la culpa a los proveedores externos, una excusa habitual como la que puso la empresa después del polémico documental emitido en el canal británico Channel 4. Una cámara oculta se infiltró entre el hilo, las telas y las máquinas de coser para mostrar las condiciones de semiexclavitud en las que produce su ropa.
Su velocidad en la producción masiva de ropa, que saca nuevas colecciones cada semana, ya ha pasado el modo de fabricación de la industria de moda rápida. Shein, con su modo de creación vertiginoso y opaco ya se puede catalogar como ultrafastfashion.
Mi madre sabía que me dedicaría a escribir porque desde pequeña lo hacía hasta en los armarios. De moral firme. Elegí periodismo porque quería saber de todo, ejerzo como camarera y aprendo de todos. Culo inquieto, esponja y campurriana, como las galletas. Me hicieron bajita para amar los tacones. Fiel defensora de la moda con conciencia medioambiental.