Por mucho que las ondas surferas y los rizos intenten entrar en el mercado de lo físicamente aceptable, las que tenemos el pelo realmente rizado y más concretamente corto, no podemos resistirnos a este tratamiento capilar que nos ahorra tantos dramas frente al espejo y pérdida de tiempo y de oxígeno con la plancha del pelo.
a está bien a no poder bañarse porque ayer nos alisamos la melena, a que nos digan “ay que cortito tienes el pelo” o “qué graciosa estás”. No queremos hacer gracia, queremos estar guapas y decentes, y con el pelo rizado (muy rizado) no siempre es fácil.
Es de envidiar a toda aquella que se le queda el pelo liso al natural, sin secar, como de la peluquería acabase de llegar. Nosotras mientras tanto peleamos por mantener nuestra identidad sexual o no ser confundidas con un payaso andante. ¿Donde está la solución para esta pelea cotidiana? En el tratamiento de keratina.
Lo más recomendable es ir a la peluquería, pero siempre podemos intentarlo en casa. No solo supone un alisado duradero de 4 a 5 meses, sin secar, sin peinar ni planchar, también supone el cortar de raíz el machaque continuo de plancha para nuestro pelo. A pesar de tratarse de un moño, siempre nos gusta tener los flequillos algo más alisados y esto, lo queramos o no, es un destrozo para la salud de nuestro pelo.
En las “ediciones” anteriores, al aplicar el calor del tratamiento durante tanto tiempo podíamos sufrir variantes en el tono del color del pelo, sin embargo, en las últimos tratamientos de keratinas del mercado, esto ya no es un problema.
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