Cocinar se ha convertido en un trámite de microondas y establecimientos de comidas para llevar. Las prisas, el trabajo, el tiempo… economizamos el instante que más deberíamos mimar. Ni tanto como esto, ni la elaboración minuciosa y elaborada que inundan las redes sociales, que más que disfrutar de una comida, ese maravilloso momento se reduce a capturar la expresión estética de un plato. Instagram puso de moda el poke bowl o cuencos de yogurt con muesli y fruta porque su presentación es estéticamente armónica, las cuentas tasty plagadas de comidas sencillas y grasientas en las que reinaban los panes de ajo, el queso y la pasta. Ahora, el tipo de comida es la misma, pero unas manos incorpóreas ya no agregan los ingredientes en miles de pequeños boles dispuestos perfectamente sobre la mesa, sino que se ha impuesto el formato visual en el que los cocineros tiran la comida sobre la mesa, cortan, rompen y aplastan los ingredientes en la preparación de suculentos platos por los que no dejarás de babear. Recetas de antes Recetas de ahora Frente a esta experiencia casi ASMR en la que los ingredientes se engrasan, cuecen o fríen de diversas formas antes de que se mezclen en el plato, Daniel Williams es la alternativa a las recetas exprés. Mezclando comida, música y cannabis sin prisa, disminuyendo la velocidad, @danielsonwilliams_ pone un disco antes de ponerse a cocinar. Sin golpes, sin evisceración, sin diluvio de salsas y especias, desde Estados Unidos éste joven pide calma y se convierte en la mejor alternativa para un mundo que cada vez va más acelerado.