Si retrocedemos unos años más atrás, y pesamos en la palabra mercado, lo primero que nos viene a la cabeza son grandes superficies, en las que nuestros padres o abuelos iban a comprar carne, pescado, verduras… vamos que la palabra tendencia no era sinónimo de mercado, pero ahora eso ha cambiado, qué ¿cómo? Sigue leyendo y lo descubrirás.
Los mercados se reinventan y convierten la carnicería en un stand decorado con todo mimo de detalle; en madera con un aire vintage y sin perder la esencia de lo qué fue. Pero se convierte en grumet, un sitio de hamburguesas de carne de Kobe, con pan recién tostado y salsa de todo el mundo, la carnicería de siempre se ha convertido en un restaurante dónde probar las mejores hamburguesas.
Foto: @mercadosananton en Instagram
El pescadero ya no chilla sus ofertas sino que prepara los mejores chopitos recién traídos de la costa, y en la frutaría eso de comprar fruta está pasado de moda, la venta de zumos naturales recién exprimidos es la clave de su éxito.
Los mercados de toda la vida, se han convertido en espacios llenos de stands dónde podemos ir a probar platos de distintos puntos del país; como pasa en el mercado de San Antón, o tomarte el mejor vermut de grifo a un precio de escándalo al lado de la Plaza Mayor, en el Mercado de San Miguel.
El encanto de estos establecimientos es que siguen manteniendo su verdadera esencia, unen tradición con tendencia gastronómica, sin olvidar lo que fueron durante un época de la historia.
No todos se han convertido en establecimientos llenos de restaurantes dónde ir a cenar o a tomarte algo con los amigos. El mercado de Barceló, al lado de la plaza de Tribunal, sigue manteniendo su esencia y podéis ir hacer la compra al “supermercado” de toda la vida.
Foto: @marco_pasta_fresca en Instagram
Fotos: Mercado San Miguel / Mercado San Antón / Mercado San Ildefonso
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