Los dilemas del aborto: de la ética y la historia al lugar y la legalidad

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Junto con la batería de dilemas que el aborto trae consigo, además de la decisión en sí misma, es preciso escoger la clínica más idónea para ello. Sea tanto a través de las garantías que confiere ya la Seguridad Social, como bajo la búsqueda de mayor privacidad y exclusividad que brindan las clínicas privadas.

Un derecho en toda regla

Constituyendo uno de los más grandes dilemas en la vida de las mujeres que, por voluntad o por azar, se ven ante dicha situación, el aborto sigue siendo un tabú entre muchas sociedades alrededor del mundo. Recientemente, el pueblo argentino, tras una larga lucha que ha durado décadas, consiguió reivindicar y aprobar el aborto seguro en Argentina a base de continuas manifestaciones por los derechos de las mujeres. La principal razón del conflicto nace de la necesidad de disponer de todas las garantías higiénicas y sanitarias en un momento tan delicado, dado que, de otro modo, el riesgo de los abortos clandestinos puede acabar con la vida de la madre.

En España, por fortuna, el aborto es legal y seguro des del año 2010, según la Ley Orgánica 2/2010, dentro de las primeras 14 semanas del embarazo donde la madre deberá tomar su decisión gozando con todo tipo de información precisa al respecto. Sin embargo, y aunque gozando de todas las garantías y la seguridad que confiere la Seguridad Social, las dudas sobre Donde Abortar siguen siendo todo un dilema entre las mujeres que optan por interrumpir su embarazo. Encontrando opciones que van desde los centros públicos hasta las clínicas privadas. Ésta última, especialmente a causa de la mayor privacidad y exclusividad que confieren.

Ética e historia del aborto

En primer lugar, es obligatorio mencionar algunas cuestiones éticas que acostumbran a florecer en la mente de las mujeres cuando dudan si abortar o no. Si bien los colectivos autonombrados provida consideran ya la semilla de un bebé como una persona, la realidad es que las sensaciones no se desarrollan en el feto hasta la vigésima semana de embarazo. Antes de dicho punto de inflexión, la criatura no es más que un organismo en fase embrionaria que tan sólo está empezando a desarrollarse. Por lo tanto, cuando interrumpimos un embarazo, el feto no sufre y, dado que carece aún de conciencia –o alma, según la nomenclatura del colectivo que aborde el tema– y, por lo tanto, de vida en tanto que experiencia, no estamos acabando con una vida humana.

Asimismo, es preciso saber que se tiene constancia de los primeros intentos de aborto al menos en el año 1.500 a.C., en unas recetas del Antiguo Egipto contenidas en el llamado Papiro de Ebers, aunque también se da el caso en otros puntos del mundo como China, la India o Persia. De hecho, en la Antigua Grecia, ya el mismo Sócrates lo consideraba un derecho acotado en la maternidad, es decir, un derecho de las mujeres donde la opinión de los hombres no debería tener cabida, dado que sólo inoculan la semilla, pero no gestan la criatura ni la dan a luz. Y entrando ya en el plano contemporáneo, la URSS fue el primer país en autorizar el aborto por decreto.

Desde entonces, y especialmente por la influencia precristiana, el aborto ha sido piedra angular de muchas de las reivindicaciones por los derechos de las mujeres. No obstante, una exigencia que toda sociedad abierta y defensora de su propio albedrío debería acatar a rajatabla y sin gran espacio para la duda ética o moral. Retomando lo dicho, el aborto es una cuestión que obedece esencialmente al criterio de la mujer que gesta en su vientre el feto, cuya gestación podemos interrumpir a tiempo incluso antes de que sea siquiera capaz de sentir algo parecido a dolor. Así, allanado el terreno, sólo queda la pregunta: ¿dónde abortar?

Una decisión que requiere privacidad e información

Evidentemente, todo país donde el aborto está legalizado cuenta con todo tipo de clínicas, generales o especializadas, para asistir el aborto de forma profesional y con todo lujo de información y garantías de éxito. No obstante, y como se ha mencionado, muchas mujeres optan por las clínicas privadas para llevar a cabo la intervención de la con mayor intimidad. Reduciendo geográficamente la búsqueda, Abortar en Malaga en uno de estos centros es posible, encontrando profesionales como el Dr. Sáenz de Santamaría, a cargo de una clínica ginecológica 100% privada con sede en Málaga y Granada. Asegurando el ejercicio del derecho a abortar con total intimidad y discreción.

Dicha clínica, además, ejemplifica una consigna que debiera ser ley imperativa en cuanto a la reproducción humana, la cual reza acertadamente lo siguiente: “educación sexual para decidir, anticonceptivos para prevenir y aborto legal para no morir”. Aunque tales nobles sentencias sean de un sentido común que abruma, es necesario reivindicar dichos pilares en el seno de nuestra sociedad. Por una parte, educándonos sobre salud sexual, una materia desafortunadamente poco extendida entre los más jóvenes. Por otra parte, la necesidad de fomentar las relaciones sexuales seguras, hoy en día muy plausibles gracias a todos los productos de los que disponemos. Y, finalmente, la misma razón de la lucha en Argentina: la libertad y el derecho al aborto.

Al fin y al cabo, es la información lo que más necesita el mundo, sea en tanto a los derechos civiles, las cuestiones raciales e incluso la alimentación, hasta en asuntos de tan evidente claridad como el aborto. Porque lo contrario a la interrupción de un embarazo no deseado es doblemente fatal para ambas partes, desde la culpabilidad y la depresión a la orfandad colateral y el resentimiento. Aunque todo sea siempre cuestionable, y así debe serlo bajo el prisma de la relatividad que vertebra la gran diversidad que nos nutre como seres sintientes, el aborto no debería ser discutible más que para quien lo decide. Un derecho que es síntoma de nuestra libertad.

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