Magrit es una de las firmas fetiche de la Reina Letizia junto con Prada o Carolina Herrera. Desde que fuera Princesa, la asturiana ha apostado por esta firma española para sus audiencias como para ‘andarlos’ cuando ha tenido que recorrer ferias o distancias más largas.
A día de hoy, Magrit mantiene abierta su tienda online, un escaparate virtual, para recibir pedidos de su colección Primavera Verano 2020 y su colección permanente. Sin embargo, en propias palabras de su director creativo Pepe Amat:
“Debido a que nuestro máximo interés es la seguridad de todos; trabajadores, transportistas y nuestras clientas, los pedidos se entregarán una vez la situación actual se regularice”.
Desde la propia compañía piden: “Rogamos y agradecemos de antemano a nuestras clientas un poco de paciencia para recibir su pedido, y agradecemos la colaboración y la solidaridad de todos en estos momentos que, todos juntos, superaremos muy pronto”.
En su labor de seguir trabajando, Magrit sigue operativa mediante tele-trabajo y, además, aunando esfuerzos para superar la crisis sanitaria cuanto antes, Magrit emprende la iniciativa de fabricar mascarillas quirúrgicas desde sus instalaciones en Elda, Alicante.
La firma que viste los pies de la Reina Letizia valoran a todo su equipo: “Agradecemos el esfuerzo y la solidaridad de todos los trabajadores, de todos los sectores, sin cuyo compromiso personal no podríamos llevar esto a cabo”.
Magrit demuestra con su saber hacer cómo cambiar el objeto de producción para ayudar en esta crisis del COVID-19:
“Aporta su saber hacer, que pone a disposición del Ministerio de Sanidad, mediante la fabricación de mascarillas quirúrgicas desde sus instalaciones en Elda, Alicante, sumándose a la lucha común, con las empresas del sector del calzado, la moda y el diseño, por el bien de todos. #MAGRITPorElBiendeTodos #JuntosPodemos”.
Y además:
Me apasiona el mundo del maquillaje, el fitness, la moda y el periodismo, un oficio que me permite conocer las diferentes perspectivas que puede haber sobre un mismo tema, porque no hay una visión única. Un lugar, Roma. Un libro, La Chica del Tren.