Jonathan Anderson deja la dirección creativa de Loewe 

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Tras más de 10 años a cargo de la firma española, Anderson deja una huella imborrable y Jack McCollough junto a Lázaro Hernández toman las riendas, dando paso a una nueva era artística 

Es con cierta tristeza que despedimos a Jonathan del que ha sido el proyecto de su vida y que, a su vez, ha marcado muchas de las nuestras, resurgiendo la casa prácticamente de sus cenizas en un momento en el que el rumbo trazado era muy inestable. El diseñador, originario de Irlanda, se vio influenciado por la estética española desde su niñez pasando los veranos en Ibiza y ello junto con su posterior interés en la historia de la marca, dio lugar a un trabajo perfectamente elaborado desde el respeto, mezclando esa esencia con el cine, el arte y la música. Su pasión por el arte en todas sus versiones es palpable en su trabajo y ya desde joven se destacaba su interés por las artes escénicas y posteriormente por el patronaje y el diseño, lo cual perfeccionó en el London College of Fashion. Con tan solo 24 años lanzó su firma JW Anderson y el grupo LVMH decidió invertir en su proyecto y tan solo cuatro años después llevaron su talento a la dirección de Loewe. A lo largo de esta corta década hemos visto los frutos de lo que ha sido un trabajo perfectamente ejecutado, con multitud de momentos señalados.

«Dicen que todo lo bueno tiene un final, pero no estoy de acuerdo. Mientras mi propio capítulo llega a su fin, la historia de LOEWE continuará durante muchos años, y la seguiré con orgullo.» ​ Jonathan Anderson

Salir de lo convencional

Loewe es sinónimo de cambio e innovación, bajo una mirada que presta atención al pasado en relación al futuro sin dejar nada al azar. A través de campañas con modelos que salen de lo convencional como es el caso de la actriz Maggie Smith en su icónica imagen posando junto al bolso Puzzle u otras apariciones como la de Anthony Hopkins o Daniel Craig, entre otros. Además, su apuesta por la artesanía ha sido crucial en la reivindicación del verdadero lujo, o al menos el concepto original, respetando los tiempos del proceso de producción manufacturero. El lanzamiento de sus colaboraciones con el escultor Ken Price, el artista Joe Brainard o el Studio Ghibli son algunos de los ejemplos en cuanto a ese aspecto más artístico. Recuperando la artesanía por medio de los oficios de regiones de España especializadas en marroquinería, llevando su legado a nivel mundial con materiales como el esparto, el mimbre y por supuesto, la curtición de piel.
 

Hitos

Ya desde su comienzo en 2013 su visión y estilo se ha visto reflejado en los grandes hitos de la marca como el Basket Bag, su famoso capazo o el bolso Puzzle, una obra de arte constituida por 70 piezas de cuero que se unen en un complejo proceso. En 2017 entran a tomar parte en las ferias internacionales bajo la iniciativa “Loewe Craft Prize” volviéndose una de las indispensables en la Salone del Mobile de Milán. Sus colecciones florales y escultóricas, como las de Primavera-Verano 2023 con lirios tridimensionales o las prendas confeccionadas con materiales vivos, demostraron su afán por romper con lo establecido. Bajo su mando, Loewe se convirtió en sinónimo de vanguardia, sensibilidad artística y sofisticación. También cabe destacar su particular exploración del cuerpo humano y las siluetas distorsionadas, especialmente en colecciones masculinas que cuestionaron la forma y la función del vestir. Además, Anderson transformó el universo visual de la firma apostando por editoriales de moda con una fuerte narrativa, casi cinematográfica, que convirtieron las campañas en piezas de colección. Su acercamiento a la moda como experiencia multisensorial logró posicionar a Loewe no solo como marca de lujo, sino como un espacio de diálogo entre la moda, el pensamiento y la cultura.

Una nueva era

Con la llegada de Jack McCollough y Lázaro Hernández, conocidos por su trabajo en Proenza Schouler, Loewe se adentra en un nuevo capítulo que promete mantener viva la llama de la innovación, pero con un enfoque posiblemente más urbano y orientado al diseño americano. La expectativa es alta y el dúo creativo hereda una casa revitalizada, con una identidad fuerte y un público fiel que ahora observa con atención la evolución del legado dejado por Anderson. Se abre una etapa en la que la marca podría expandir sus horizontes comerciales y estéticos, sin renunciar a la excelencia artesanal que ha sido siempre su sello, buscando ahora una conexión más global y dinámica entre moda, funcionalidad y arte. Ambos diseñadores han demostrado un dominio excepcional de la sastrería y una inclinación hacia la moda intelectual pero accesible, cualidades que podrían aportar una nueva perspectiva a Loewe sin diluir su esencia artística. Este diálogo más directo con el público estadounidense podría significar una expansión estratégica en el mercado norteamericano, tanto en retail como en visibilidad cultural. Además, su sensibilidad por los tejidos, el detalle y las narrativas femeninas sugiere que veremos una evolución interesante en las líneas ready-to-wear y una posible relectura de los clásicos de la firma desde una óptica fresca y actualizada.

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