El pasado 20 de diciembre, Visionlab, compañía española de centros ópticos, optó por expandir su abanico de servicios y ofrecer una nueva coyuntura relacionada con la visibilidad. En este caso, más allá del hecho de solucionar el poder ver de cerca o de lejos; optó por poner los cimientos a un puente que se sostiene por cuatro vigas que llevan por nombre las letras que forman la palabra moda. Visionlab Callao recibió a los jóvenes talentos del Centro Superior de Moda de Madrid (CSDMM) y proporcionó un espacio donde presentar sus diseños. Una velada en la que los estudiantes pudieron disfrutar del hacerse ver.
Antonio Fernández, director de Visionlab Callao nos contaba cómo ésta colaboración surge de una receta en la que los ingredientes son la constante atención a las tendencias por parte de la marca y la cercanía de los alumnos ya titulados con las novedades del mundo de la moda, para así poder ofrecer el resultado de ésta simbiosis en la que el cliente obtiene lo último tanto en gafas como en diseño.
Antonio apunta la importancia de las gafas como una ayuda visual y como complemento fundamental. Considera que es un diseño que queda anclado a nuestro rostro y se convierte en un diccionario que nos define, en el que queda redactada nuestra forma de ser, nuestra personalidad, nuestra imagen a trasmitir.
El desarrollo del evento, al cual acudieron personalidades como la diseñadora Ana Locking y el estilista de moda Jesús Reyes, se basó en la presentación de los diseños de los estudiantes y en seleccionar un modelo de gafas que completara el look. La creación ganadora fue la de Borja Fernández García.
Borja Fernández García (@boralone)
Su colección narra un viaje futurista, la llegada a un nuevo planeta y la adaptación éste. El modelo seleccionado para la ocasión estaba compuesto por una chaqueta de color naranja en un estilo uniformado que quedaba combinada con un pantalón repleto de patchworks, parches regulares que se seguían líneas sinuosas que establecían un simbolismo con el movimiento del agua. Borja se registra en la liga de un futuro muy cercano, como ya lo hicieron allá por los 60 diseñadores como Paco Rabanne o Balenciaga, se registra en la única división e integración de la moda deportiva que se hace llamar “Athleisure”, aúnando así los términos athletic (atlético) y leisure (ocio).
Irene de Pablo (@IrenedePablo)
Irene de Pablo, bautiza a su colección con el nombre de “Posthuman”. La describe como una lluvia multiconcpetual de esperanzas, pensamientos, juicios, materiales y estilos. Anota su similitud con una historia de ciencia ficción, una ficción muy ligada al género distópico, a una predicción de un futuro oscuro al son de lo orwelliano, retirando el saludo con una mano y ofreciendo la solución con la otra. Tras explicar cómo nuestra inconsciencia nos ha llevado a buscar una alternativa para la supervivencia de nuestra especie, nos presenta su diseño, esa transformación, esa nueva piel adaptada al nuevo mundo, resistente, infinita, luchadora y firme ante las adversidades.
Raúl Madrid Manso (@walkereye)
Raúl, estilista del programa Cámbiame, nos lleva del pensar en el futuro a sentir el presente, y más concretamente en las personas a las que se les concede el título de su colección: a las abuelas. Su colección “Yaya” viene repleta de ganas de rendir homenaje a esta figura familiar, de representar y darles valor a esas personas que siempre están presentes. En sus diseños plasma la imagen de su abuela, su infancia y todos esos iconos que se agrupan a través de esta fuerza magnética y emocional. El diseñador se dirige a aquel público que encuentre este vínculo sentimental y sea consciente de que la prenda que viste vale la pena.
Jaime Morales Cortes (@jaime.morales.cortes)
Jaime, orgulloso de su diseño describe su colección como una búsqueda de la belleza desde el balcón de su punto de vista y a través de los escalones que han compuesto su vida. Recurre a la literatura para escribir las páginas de su colección a modo de cuento, de tal forma que capitulo quede ligado a un concepto, comenzando por el despertar y continuando con su infancia, el colegio de monjas en el que estuvo y su relación con el otoño. El final de esta historia no termina con una rima con diminutivo, sino que se tiñe de negro y los diseños llegan al suicidio y al funeral.Su diseño presentado trata la esencia del otoño, habla de la nostalgia, de la melancolía, de estar encerrado en sí mismo y cómo levantar este montículo de hojas que te entierran para poder llevar este look a la calle. Jaime explica que se podría llevar para un evento de moda y tendría que ser una persona que se atreva a llevarlo por fuerza por sí mismo.
Ane Rubio López
Ane concibe el arte y la moda de una manera unitaria, se dedica a la venta de arte y está a la espera de que una ráfaga de viento haga caer la rama del diseño por la que finalmente se decantará. El concepto de su colección es la reconstrucción de los cánones de belleza dentro del ámbito del uniforme laboral, considera que éste está muy masculinizado, que no hay uniforme específico para ellas. De este planteamiento encontramos la razón de su colección, los tejidos son tanto de los altos cargos (camisas, paños, cuadros y rayas) como de los obreros, los cinturones, las cintas, los tornillos a modo de botón y las líneas del abrigo pintadas a mano con pintura blanca como la de los pintores.
Ane busca aunar los guiños en ese idilio que podría llevar la gente, democratizar ese uniforme para que todo el mundo lo pueda llevar, crear un uniforme que se acople a todo el mundo. Que se sientan identificados y la sociedad no pueda categorizar en función del puesto de trabajo.
Natalia Capilla (@nat_vontrap)
Mientras Ane busca democratizar un estilo y hacer comprensible la dualidad de la condición laboral, Natalia plantea una oda a todos aquellos outsiders, el concepto de su colección es un reflejo de las mentes oscuras e incomprendidas. Escoge como protagonista al color negro a modo de alegoría de aquello invisible e imposible de entender a través de la vista. Concibe la ropa como un disfraz de la mente.
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Fotos: Fuente propia