Emma Watson acaba de dar el pistoletazo de salida durante una temporada en la que se hablará, y mucho, de la recién estrenada película La Bella y la Bestia, donde protagoniza el papel de Bella y gracias a su gran trabajo y cara angelical nos ha conquistado a todos.
La actriz británica lleva siendo conocida por nosotros desde que tenía solo 9 años, cuando empezó a interpretar el papel de la Hermione Granger, una joven maga sabelotodo, en la saga de Harry Potter, por la que llegó a ganar varios premios reconocidos. La también modelo y filántropa ha conseguido llevar los pies sobre la tierra durante toda su vida profesional. Es una chica a la que nunca se le han olvidado sus estudios, ha seguido luchando por sus ideales, por los derechos de las mujeres, hasta conseguir convertirse en embajadora de buena voluntad de la ONU y crear campañas como Heforshe, en la que se defiende la igualdad de géneros.
Emma Watson, además de todo esto, en sus ratos libres se dedica a dirigir un grupo de lectura popular, gratuito y feminista. Con esta mente llena de propósitos, está claro que a Watson le gusta llegar a las personas, hacerlas pensar y recapacitar e intenta que las mujeres, sobre todo, construyamos un espíritu más crítico respecto a la sociedad política en la que vivimos, por esto quizá, le guste ir dejando libros con notas por cualquier rincón de Nueva York (donde reside) y no saber quién será el destinatario que leerá sus pensamientos.
Si hablamos de Emma y su relación con Bella, era crónica de una unión anunciada, la británica es una excelente y joven actriz – y físicamente, no hay más que ver el aire que se da con el personaje- pero es que desde que Watson era pequeña la vida de ella y Bella han tenido muchas semejanzas y la actriz siempre se ha sentido muy identificada con ella. Emma nació solo un año antes del estreno de la película La bella y la bestia, en París. Bella era una chica rarita de pueblo que le gustaba leer, se dedicaba a cuidar a su padre y tenía el suficiente carácter como para rechazar a cualquier galán que se le pusiera por delante, sin hablar del coraje de la joven para enfrentarse a lo que le tocó. Todo esto son semejanzas que encuentra Emma Watson para saber que este sería uno de los papeles de su vida, en los que podría dar vida a uno de sus personajes favoritos de la infancia y que la mayor presión que tenía, en este caso, era con ella misma.
A la actriz y modelo, Disney ya le había echado el ojo antes de esto, cuando le ofrecieron encarnar el personaje real de La cenicienta, pero Emma se negó afirmando que no tenía nada que ver con el personaje y ni siquiera le gustaba, por ello tuvieron que esperarse un tiempo más hasta que diera el Sí, quiero a Bella.
FOTOS: @emmawatson
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